HISTORIA SUMERGIDA – LA CAZA DEL LOBO
Von Arnauld de la Periere. Comandante del U35. En patrulla el amanecer del 13 de Octubre de 1917.
Estudiar y bucear en un pedazo de historia tan cercana a nuestra generación, como tan desconocida, encierra un halo de misterio durante la exploración submarina. De hecho, cada vez que me sumerjo para inspeccionar los restos de un pecio cerca de Cabo de Palos, sigo con la enorme intriga de cual es el drama que precedió a su hundimiento. Los fantasmas de sus tripulantes siguen deambulando por los claro-oscuros de sus bodegas.
DIARIO DE ABORDO DEL U35 – KRIEGSTAUCHBOOT
7:30am del 13 de octubre de 1917, con viento OSO fuerza 1.
El comandante, Von Arnauld de la Periere, divisa un mercante rumbo al sur navegando a oscuras. No puede disparar los tubos de popa (su intención) es un barco en lastre que no cala suficiente y sería desperdiciar los escasos torpedos. ¡Superficie! ¡Superficie!
5 disparos rápidos con el cañón de cubierta, 5 blancos en el mercante. Rendición del vapor británico, que ha perdido a 13 hombres, desaparecidos en el combate. El resto, 59 marinos, son entregados por el alemán a un barco Español, el «Juan de la Cruz» que los rescatará y llevará puerto.
8:15h pm. Al acecho en Cabo de Palos
Fumarolas por el norte, ¡es un convoy! ¡Zafarrancho de combate!¡Fuego! Torpedo del tubo de popa en el agua.
El capitán del mercante que navegaba el primero en la formación del convoy de 3 mercantes, cargados hasta los topes, avista el submarino y la estela del torpedo que a 300m se dirige rápidamente hacia su nave, y ordena al artillero abrir fuego contra su mortal enemigo.
La explosión sucede fuerte y certera en la primera bodega de proa. Rápidamente empieza a hundirse, y arrian los botes salvavidas para evacuar a los 28 tripulantes. El barco está perdido.
Arnauld no tiene tiempo para averiguar la procedencia, la carga, e incluso el nombre del barco que acaba de hundir. Tiene un problema, el segundo barco del grupo ha cambiado el rumbo y se dirige hacia ellos, y también está artillado.
Dispara dos torpedos A/08 de los tubos de proa, mientras el vapor en ayuda de su compañero responde con fuego intenso contra el submarino, no acertando por muy poco. ¡Inmersión! ¡Inmersión!
El primer torpedo pasa de largo por la proa. Pero el segundo alcanza de lleno en la sala de calderas, en el centro. El casco se levanta en el aire, escorando al principio a babor, y luego gravemente a estribor. Los 25 hombres de la tripulación y el capitán, tuvieron que remar toda la noche para salvar la vida rumbo a la Manga del Mar Menor, a bordo del único bote que se salvó de la explosión
El submarino recibe orden de Arnauld de hacer superficie 5′ después del ataque. No sabe qué ha ocurrido, si la explosión pudo hundir el barco o no. Pero inicia la persecución del resto del convoy, que ya ha tomado rumbo de protección a aguas neutrales, aguas Españolas. Se escapan del lobo.
A las 11:00pm, Arnauld vuelve y observa como el Lilla (nuestro querido Carbonero oThordisa) se va a pique con sus carga de carbón de Glasgow, que nunca llegaría a Génova. Al igual que la carga del primer barco atacado, que sigue resistiéndose a morir y que se hundirá una hora y cuarto más tarde. A tiempo para poder dirigirse al sur.
A las 1:15am del 14 de Octubre, dispara otro torpedo a un mercante nocturno sin luces. El impacto coge por sorpresa a la tripulación del Despina Michalinos que en los botes se acercan al submarino para pedir clemencia y dar explicaciones del tipo de carga y buque, del cual eran supervivientes.
Más tarde, Arnauld y sus submarinistas reciben las noticias de la radiotelegrafía (morse) de la red española, el nombre del barco al que han hundido primero: era el «DORIS», con gasolina y carbón.
EL RETO DE EXPLORAR
No es de extrañar que una vez conocemos estas historias, no me tiente la bicha de saltar al agua y descender a los más oscuro y tenebroso del mar para encontrarme con los restos de estos fantasmas del pasado. Sentir el escalofrío que me recorre la piel cuando reconozco una pieza que me confirma el pecio…
El Carbonero o Thordisa, como se conoce en Cabo de Palos al Lilla, es una maravilla de pecio, que en posición de navegación, reposa en el fondo de arena, atrayendo a todo tipo de especies de peces que, refugiados en su interior, ofrecen a los buceadores un espectáculo de naturaleza salvaje. Una naturaleza más digna, que la salvaje de los hombres que protagonizaron su agonía.
El pecio se encuentra partido en dos partes, por la zona posterior a la sala de máquinas, lo que confirma la forma en la que fue hundido: el brutal quebranto producido por la onda expansiva de un torpedo A55. En la sección de proa, en posición de navegación, podemos distinguir los radios de la rueda del timón, restos de las linternas de señales, estachas de amarre…
Mientras que en la sección de popa, un poco escorada sobre su banda de babor, distinguimos fácilmente la bañera y útiles de la tripulación, pero sobre todo, la cureña y el cañón que efectuó los disparos que casi alcanzan el U Boot, clavado entre los baos de cubierta, y muy cerca de las cajas de munición, que la mar se ha encargado de hacer desaparecer la madera y, concrecionar los obuses unos con otros.
Muy cerca, a media milla de distancia, yace paralelo el Doris, o como se conoce en la zona, el Cobre, que mostrando su quilla al sol, promete una peligrosa penetración entre hierros retorcidos y mamparos aplastados, cargando nuestros tejidos de gas inerte a un ritmo muy acelerado.
Este pecio ha permanecido poco explorado durante años. Su cercanía a una hermosa inmersión ha delegado casi en el olvido este magnífico pecio.
Mi recompensa
Este tipo de inmersiones contemplan también la satisfacción personal cuando puedes ver estas historias que vivo, plasmadas en forma de artículo en la revista Buceadores que en cada edición me permite narrar lo que siento en la sección El Reto. ¡Gracias Ingrid!
Ver el artículo publicado en el nº 114 La Caza del Lobo
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